lunes, 31 de enero de 2011

El matrimonio imposible de McGrady y los Bulls

'¿No se presentó la mascota en el aeropuerto para recibirte?'
Desde los pasos previos a su llegada a la NBA en 1997, los Chicago Bulls han tratado de hacerse con los servicios de Tracy McGrady. Una historia que comenzó hace trece años, con un punto álgido en el verano de 200 y un nuevo capítulo que se escribe durante estas semanas y que, de nuevo, parece que no tendrá final feliz.

El primer intento llegó en el draft de 1997. Los Chicago Bulls llevaban tiempo queriendo traspasar a Scottie Pippen y encontraron en este sorteo universitario una oportunidad inmejorable, habida cuenta de que al alero sólo le restaba un año de contrato. La posición del extraordinario alero dentro de la franquicia se había visto debilitada por culpa de lo sucedido en el tercer partido de las semifinales de Conferencia contra los Knicks, cuando decidió borrarse del final después de que Phil Jackson designara la jugada decisiva para Toni Kukoc y no para él, que había sido el principal artífice de una temporada en la que habían llegado a las 55 victorias a pesar de la ausencia de Michael Jordan.

Precisamente la presencia del croata hacía que su hipotética salida, en caso de que surgiera la oportunidad de reforzar el equipo, no se considerara tan traumática (a pesar de la oposición de Phil Jackson que, entre otras cosas, había vinculado su continuidad a la del 33). Abortada tres años atrás la opción que hubiera vestido a Shawn Kemp de rojo, llegaba ahora una nueva opción de utilizarle como moneda de cambio. Y es aquí donde entra nuestro protagonista.

McGrady había dado el salto al primer plano del baloncesto de base estadounidense aquel año gracias a su traslado a la Mount Zion Christian Academy. Este cambio de aires le permitió gozar de mayor exposición pública y su nivel de juego hizo el resto, llegando a rivalizar en algunas listas con hombres como Lamar Odom por ser considerado como el mejor jugador de instituto de la nación. Así las cosas, decidió saltarse la universidad y dar el salto a la NBA.

Es justo decir que la camada de aquel año no presentaba grandes alegrías más allá de Tim Duncan, Keith Van Horn y Chauncey Billups. Esto, junto a experiencias positivas como las de Kevin Garnett y Kobe Bryant, le permitían tontear con las posiciones más altas a pesar del mucho trabajo que tenía por delante.

La gerencia de los Bulls comenzó a moverse para conseguir elecciones entre los puestos altos. Para ello volvió a sacar al mercado a Scottie Pippen, así como a Luc Longley, en busca de ‘picks’ con los que poder seleccionar al tirador blanco de la Universidad de Utah… y a Tracy McGrady. Sin embargo, el temor a que la salida de Pippen precipitara el final de la dinastía obligó a frenar estos impulsos.

Sin embargo, no era mucha la esperanza de vida que le quedaba a aquel proyecto. La desbandada tras el sexto anillo sumió a los Bulls en una terrible depresión, hasta el punto de que entre las dos siguientes temporadas no consiguieron ganar ni la mitad de los partidos que habían ganado en la última temporada de Jordan y compañía en la franquicia.

Ni Benny The Bull y los Jerrys pudieron convencerle en el verano del 2000

Ni el acierto de Elton Brand en el draft les había hecho variar el rumbo, por lo que se presentaron al verano del 2000 como uno de los grandes pujadores en liza. La plana mayor de los Bulls se reunió con Grant Hill en Detroit para exponerle en proyecto, pero poco después el alero de la Universidad de Duke le confesaría a los Pistons que su próximo destino en la liga serían los Orlando Magic.

Vista esta situación, los Bulls se volcaron en cortejar a McGrady, que a pesar de ser natural de Florida aseguraba no descartar ninguna opción. Ese resquicio de esperanza llevó a los Bulls a recibir al escolta, ya estrella en ciernes, ‘por todo lo alto’: en una escena más propia de Bienvenido Mr. Marshall, salieron al encuentro del jugador en el O’Hare Airport de Chicago con una comitiva en la que no faltaban el dueño Jerry Reinsdorf, el mánager general Jerry Krause, el entrenador Tim Floyd, acompañados de la mascota, Benny The Bull, y las animadoras del equipo. Por no mencionar a la caterva de periodistas que cubrieron su llegada

“Nunca he tenido más cámaras en la cara”, admitía un desconcertado McGrady, que pagaría su juventud y su falta de saber ante los medios al no lograr esconder que Orlando seguía siendo su primera opción. “A estas alturas de mi carrera, sólo quiero ganar. No quiero dar un paso atrás, quiero seguir avanzando y ver mejores. Definitivamente, Chicago será uno de los equipos que considere. Junto a Orlando”.

Su agente, Arn Tellem, tuvo que salir al paso y decir que, evidentemente, Orlando era su casa y por tanto tendría en consideración la oferta de los Magic, pero que aún tenía “la mente abierta” y no había tomado una decisión. Sea como fuere, a pesar de ese fin de semana en Chicago, en el que también se encontró con el futuro de los Bulls, el Rookie del Año Elton Brand, McGrady acabaría firmando por Orlando… junto a Grant Hill.

Chicago tuvo que conformarse con Ron Mercer y Brad Miller y el resto es historia hasta este verano, momento en que los destinos de Tracy McGrady y los Chicago Bulls parecían cruzarse de nuevo, aunque en situaciones radicalmente distintas a las de entonces. El uno, muy mermado por unos interminables problemas físicos que han acabado con lo que un día fue. Los otros, como un equipo que a pesar de su juventud promete dar mucha guerra durante la próxima temporada. De ser clave en la reconstrucción, a ser sólo una pieza más para completar un proyecto sólido.

Como tal le entrevistaron los Bulls, que le hicieron pasar por un ‘workout’ para comprobar su estado. Como quiera que los resultados no fueron satisfactorios o, cuando menos, poco acordes con las aspiraciones del jugador, parece que esta opción ha perdido fuerza. “No tengo problemas, pero eso no es lo que estoy buscando. Si fuera el jugador que vistió la camiseta de los Knicks la pasada campaña, no tendría problemas en salir desde el banquillo. Pero he trabajado muy duro y estoy muy lejos de ser ese jugador. Sólo depende de mí demostrar en la pretemporada que soy un titular”, dijo tras su encuentro con los de Illinois.

A estas alturas, lo único que mantiene abierta esta posibilidad es la falta de mejores escoltas en el mercado. El reciente fichaje de Eddie House por los Heat ha quitado una opción que hubiera resultado válida para Chicago, que sigue buscando alguien que complete su rotación exterior. Se ha llegado incluso a especular con la posibilidad de buscar un traspaso por Rudy Fernández, cuya salida de Portland parece garantizada, pero la ausencia de mejores alternativas impide descartar la opción McGrady.

¿A la tercera irá la vencida?

[Publicado originalmente en Solobasket el 03-08-2010]

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